El primerísimo primer plano que abre Runan Caycu es demoledor: la estética y la ética se entrelazan para convertirse en política. En él, el dirigente sindical campesino Saturnino Huillca expresa, en quechua, la indignación que lo impulsa a emprender una infatigable lucha por sus reivindicaciones sociales. El inicio esboza un poético retrato subversivo que incita al levantamiento y la toma de posición política. ¿Estamos o no estamos con Saturnino? El resto de la película es la crónica de esas demandas que ilustran una campaña que friccionó la siempre tensa relación entre el campo y la ciudad. Por su parte, las películas del Grupo Chaski y de Annichini exponen sus respectivos discursos sobre la base de imaginarios contrastantes y contrapuestos. El emblemático colectivo denuncia la cosificación de la mujer en los concursos de belleza en contraposición a la condición humilde de la mujer peruana de clase obrera; mientras que Annichini realiza la representación paralela de un contexto de características paradisíacas (pero también precarias) en la selva peruana con la emisión de un ameno programa de radio local que, entre líneas, enuncia ese frágil estado de convivencia. El Perú sigue siendo un país de supervivientes, nos dicen estas películas varias décadas después. Irrebatiblemente, más que un cine de apariencia realista, nos interpela otro con inquietudes humanísticas que el tiempo empodera.
Sección: Perú: Radiografía Fílmica de un País |D, P, PE: Nora de Izcue
G: Nora de Izcue, Hugo Neira
F: Jorge Suárez
E: Mirita Lores
DA: Nora de Izcue
S: ICAIC
CP: SINAMOS, ICAIC
Nora de Izcue Fuchs
T +51 1 221 3121
E nizcue@speedy.com.pe
05 de Mayo de 2015
25 de Abril de 2015
25 de Abril de 2015