En la génesis de los proyectos de Luke Fowler (Glasgow, 1978) suele descansar una pregunta, un profundo interés por saber más: ya sea una exploración por la vida y la obra del psicólogo R. D. Laing (All Divided Selves), sobre un hombre decepcionado por la humanidad que se retira a vivir en la naturaleza (Bogman Palmjaguar), o sobre el potencial de lo que podría haber pasado (en su última película, Depositions). Y esa naturaleza interrogativa se transmite al resultado final: sus films trabajan con la historia para convertirla en otra cosa; siempre inquieto, su estilo es difícil de determinar. Fowler, quien recibió el premio Derek Jarman en 2008 y fue finalista del prestigioso premio Turner en 2012, desdibuja los límites del material de archivo y de lo filmado para la ocasión, y expande al mismo tiempo los límites de lo cinematográfico al proyectar sus películas en museos, salas y galerías.
De naturaleza experimental, y de factura documental y esencialmente cinematográfica, su obra (presentada casi en su totalidad en esta edición del Bafici) es una oportunidad imperdible para acercarse a uno de los artistas más atractivos que tiene Europa para ofrecer en la actualidad.
05 de Mayo de 2015
25 de Abril de 2015
25 de Abril de 2015